Suspiro

Nuestro mundo es perfecto. No hay nada de qué prreocuparse. Cuando algo malo pasa, siempre hay un responsable. Y, por supuesto, siempre está el tan merecido castigo. Esto sucede tan a diario que muchas veces castigo es sinónimo de justicia. Y quizás esa sea la única verdad. Quizás sea ese el único modo de ver la vida. Quizás sea ese el único modo de vivir.
Vivimos tranquilos por que sabemos que cuando algo pase, habrá un castigo. Cuando rueden las cabezas la paz volverá a reinar.

Pero no siempre hay culpables. La tragedia acecha día a día y sabe esperar.

Espera un descuido.
Espera un suspiro.
Espera que nos soltemos de la mano.
Espera que confiemos en el castigo. La justicia.
Y cuando nos descuidamos nos soltamos.

Olvidamos.
Seguimos confiando en el castigo y nos soltamos.
Propiciamos el momento.
Un caos ordenado de consecuencias.
Un suspiro.
Un descuido.

Y la tragedia se hace sentir.
Hay destrozos, pero seguimos confiando en el castigo.
Más destrozos.
¿El culpable? No está.
¿A quién se castigará?

Tal vez la tragedia sea suficiente castigo para el descuido.
Por que seguimos confiando en el castigo. Y seguimos igual.
Creemos que la tragedia ya pasó, que el descuido se castigó.
Y seguimos tranquilos. Y nos soltamos.

Pero la tragedia siempre  espera.
Un suspiro,
un descuido.

...

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